viernes, 7 de marzo de 2014

Alma:

Dentro de todas las personas debe encontrarse ese pesitos de más, esos 21 gramitos. Pero algo ciega el alma, ironicamente suelen ser los ojos, aunque dicen que también son la ventana por la que se la ve.
No sé si en momentos de lucidez, (escasos momentos) me comunico con ella, pero imagino que de vez en cuando pronuncia mi nombre, me llama y me invita a pensar.
Descubro que a veces reflexionar hace daño, es como si todos los días salieras a la calle con una camisa sucia y rota, pero creyeses que andas reluciente e impecable, hasta que un día te miras en el espejo de un centro comercial y ves como vas por la vida realmente. En ese momento no te importa si l@s demás estaban viendo y analizando tus fallos, lo que te sorprende es que tu mism@ no te dieras cuenta, y te preguntas por qué ese día si viste la verdad.
Cómo es posible que un día te levantes, mires el cielo desde tu balcón, le sonrias al sol, y sientas paz, y otro día te levantes, cierres las cortinas, te pongas unos cascos para escuchar la música bien alta, y pienses que lo mejor del día podria ser emborracharte y dormir, o dormir y beber. ¿La vida es bella? ¿La vida es una trampa? ¿La vida es sueño?
Hay noches que no quiero quedarme dormida por temor a mis pesadillas, son tan reales que solo me falta despertar marcada, porque desde luego los gritos y el sudor si llegan a serlo. Hay días feos y oscuros que me incitan a irme a dormir para soñar cosas maravillosas, para flotar al fin. Hay días sanos que duermo por simple acumulación de sueño, y me despierto sin ninguna sensación extraña.
No hablemos entonces de esos momentos en los que sientes que te vas a comer el mundo para merendar y al momento siguiente sientes que el mundo te está comiendo, que eres una necia, sorda y muda, que ni reclama, ni defiende, que aunque no se sienta bien, ni deacuerdo, vive pasivamente, como parasitando. Mil veces te preguntas, qué he de hacer, mil veces te respondes, de vez en cuando parece que te encaminas más hacia la ocupación que hacia la preocupación, pero desde que algo sale mal, ni te preocupas, ni te ocupas, mandas todo a tomar por culo, hasta el momento en  que tu cabeza  marque nuevas directrices.
- ¡A divertirse! Es momento de darle la espalda a todo, y cómo puedes dar la espalda y no ser conciente, pues divirtiéndote, que al fin y al cabo eres atea, crees que los placeres los encontrarás en la vida, y en la muerte tal vez encuentres calma, o simplemente te apagues.
Tus ojos se convierten en los dictadores y jueces, ellos te guiarán hacia quienes y donde  tienes que dirigirte, hacia quien y qué será imprescindible, y creeras que conseguir lo que tus ojos desean seran los  objetivos de tu vida.
Entonces tu alma interviene, pronuncia tu nombre, te hace sumirte en un estado profundo de concentración y
 reflexión. En esos momentos ves las manchas de tu camisa, los descocidos, las imperfecciones,lo ves todo, lo analizas con calma, meditas, piensas, respiras. Finalmente haces nuevos planes a cerca de como curarte, ya que darte cuenta de todo esto te hiere. El simple hecho de planear la solución,alivia, pero no cura, y la cura nunca llegará si siempre te conformas con el alivio.

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